El discurso que el infame Pedro Sánchez ofreció en su comparecencia ante la puerta de La Moncloa tuvo una particularidad importante en la que no han incidido ninguno de los medios de la izquierda que he consultado. Sánchez habló de bulos y de acoso, pero no ofreció una sola explicación del comportamiento de Begoña Gómez, de sus relaciones empresariales y comerciales, de sus influencias como esposa del presidente de la nación, de las denuncias con aportación de documentación contra ella… no habló de nada de eso; y había mucho que decir.

A los pocos minutos de finalizar el discurso del indigno presidente, no pocos izquierdistas dieron rienda suelta al odio y la chabacanería que les caracteriza en igual medida que su hipocresía. Al mismo tiempo que se dolían de los “bulos” contra su amado presidente y esposa, proferían amenazas contra periodistas no afectos al régimen sanchista. Amenazas. Algo tracidional tanto entre militantes como políticos de la izquierda. Para quedar como un perturbado o un estúpido  – en ocasiones ambas cosas –  no es necesario ser de Podemos. En realidad, en España no existe eso de “la izquierda moderada”, tal y como la propia izquierda se afana en demostrar una y otra vez.

El caso es que un impresentable llamado José Aroca, asesor del PSOE en el ayuntamiento de Alicante, aseguró en su cuenta de X que si había una guerra civil, querría matar a Vito Quiles, uno de los periodistas más incómodos para el poder que pisa el Congreso de los Diputados.

Paula Tundidor, diputada de la Asamblea de Madrid, ha afeado a los socialistas en sesión plenaria las declaraciones del chulo barato alicantino del PSOE. La respuesta de tan civilizados y demócratas izquierdistas ha sido la de siempre que alguien les deja en evidencia: abucheos y carcajadas. La izquierda es la que apunta y amenaza. Lo lleva en su ADN.

Por Mike