En esta guerra entre un gobierno corrupto y la sociedad civil que despierta muy pocas cosas suceden por casualidad. Ni tres días han pasado desde que el infame presidente Sánchez anunció en la televisión pública una época de acoso y persecución contra medios de información y periodistas independientes, y la web de la formación Se Acabó la Fiesta, de la candidatura de Alvise Pérez para el parlamento europeo, ha sido atacada y puesta fuera de servicio, aunque durante no mucho tiempo.

Según comunica el propio Alvise, el hackeo tenía como origen Barcelona y se ha realizado usando software de aplicación militar. A estas alturas, nadie en su sano juicio creerá que lo sucedido haya sido un ataque aleatorio de unos hackers en busca de datos que puedan ser vendidos o publicados sin más. Hoy se ha sabido que Alvise y sus colaboradores han logrado recoger más de 70.000 firmas (se necesitaban 15.000) para presentar la candidatura europea, a los que habrá que añadir las firmas que se sospechosamente encuentran retenidas en Correos, según reveló un confidente que facilita información al equipo de Alvise. Esta reacción de la sociedad civil, harta de corrupción, supone un peligro de abrir  brecha en el muro de indignidad de la clase política, sindical y empresarial que asola a España.

¿Cabe preguntarse entonces si las cloacas del estado, que no sirven al estado ni a los intereses nacionales, han sido las ejecutoras del ataque? Si esto es así, y seguramente lo es, ya sabemos de dónde proviene esta agresión, precisamente porque todos sabemos a qué poderes obedecen esas cloacas.

Por Mike