Nos llamaban islamófobos, fachas, racistas, intolerantes, catastrofistas… fue en la primera década de los 2000, especialmente en la segunda mitad, cuando unos cuantos blogs llevábamos a cabo un trabajo que los medios del sistema no hacían porque parte de la estrategia de la agenda global era patrocinar la invasión islámica de Europa y no decir una sola palabra sobre el asunto.
Cualquiera que tuviera voluntad de verlo podía verlo. Estaba ante nuestros ojos. Inmigración descontrolada, privilegios sociales injustos, constantes reivindicaciones disparatadas. Los políticos y sus amos alimentaron a ese colectivo que ahora, en algunos municipios europeos, les está desalojando del poder, para vergüenza de ellos y desgracia nuestra. Se multiplican los atentados contra la población cristiana. Aumentan las violaciones y los asaltos. Arden templos. Organizan en plena calle multitudinarios rezos mirando a La Meca como muestra de poder. Las estadísticas policiales muestran como comenten la mayor parte de la delincuencia y en algunos centros son la mayoría de población carcelaria. Y cuentan con el apoyo de una izquierda radical cuyo único enemigo, según sus propias palabras de políticos perturbados, son el hombre blanco y el hetero patriarcado.
Veinte años después ya son alcaldes, altos funcionarios, profesores, activistas que hasta convencen a ingenuos y estúpidos europeos. Otros viven a cuerpo de rey recibiendo varias pagas de las que nuestros ancianos, discapacitados y enfermos crónicos carecen. EN ciertas grandes ciudades controlan y dominan distritos enteros que han convertido en zonas “no-go” para la policía asustada y cobarde. Y el gran plan sigue su curso. Si pueden, y si cuentan con la ayuda de esos progres a los que desprecian y matarán por igual cuando llegue el momento, impondrán la sharía en toda Europa.