Espero y deseo que el periodista Miguel González, veterano de PRISA en general y de El País en particular, recuerde el día de la grabación de la entrevista con (más bien contra) Alvise Pérez como uno de los peores de toda su vida. Seguramente, en la larga trayectoria del diario El País en muy pocas ocasiones, es muy posible que en ninguna, un entrevistado al que se esperaba picar su reputación como en una trituradora de carne, que es lo que PRISA ha procurado hacer un sin número de veces contra cualquiera que se enfrente a ellos, al PSOE y al poder en la sombra que les gobierna, habrá resultado ser como el tornillo suelto que se cuela entre engranajes y deja la maquinaria descompuesta. Y ojalá hubiera sido así, literalmente. Porque para cualquier persona que defienda la libertad, la objetividad y la necesidad de que la información sea veraz y neutral, el emporio PRISA y el diario El País no son más que un profundo pozo de basura al que uno no se puede acercar sin oler el hedor del periodismo sicario y la comunicación mercenaria.
A modo de resumen recordemos que, durante los pasados días, PRISA contactó con Alvise Pérez para entrevistarle en las dependencias de El País. Ya no quedaba otro remedio, dado el éxito sin precedentes de una agrupación de electores en unos comicios en Europa. La contestación de Alvise fue clara. Sí a la entrevista, pero llevando su propio equipo audiovisual para grabarla íntegra y evitar así que El País manipule el resultado, como suele hacer con cualquiera que sea incómodo para el poder. La respuesta inmediata de PRISA fue un no rotundo que al poco tiempo fue rectificado. El País no podía quedarse atrás en la carrera mediática por destruir a Alvise y a Se Acabó La Fiesta (SALF). La entrevista se realizó. Fue una batalla entre un mediocre periodista sectario y un hombre libre que, con el apoyo de más de 800.000 votos, ha puesto en jaque al poder corrupto y cuyos apoyos en las redes sociales y en la calle sigue creciendo de modo exponencial. Dudo mucho que en España un entrevistado haya vapuleado de tal modo al medio de desinformación que pretendía humillarlo. Eso es exactamente lo que ha sucedido.
A la hora de publicar este artículo con los links al vídeo íntegro de la entrevista, unas 11 horas después de haber sido subida a YouTube, más de un cuarto de millón de visitas han visto que PRISA, El País, Miguel González y quien les gobierna a todos ellos son poco más que un montón de estiércol, una auténtica máquina del fango en el periodismo español.