Vito Quiles, uno de los escasos periodistas con verdaderas agallas que quedan en la prensa española, preguntó ayer a la vicepresidente del gobierno por una de las mayores contradicciones de las que hace gala la ultra izquierda española desde hace décadas. La contradicción que se da entre la defensa a ultranza del islam y la defensa y promoción desaforadas de la agenda LGBT y todo lo que pueda patrocinar la depravación social liderada por estos lobbies tan vinculados al poder.
No existe respuesta que pueda ser tenida por coherente. Los hechos son incontestables. Si la ultra izquierda española tiene oportunidad de ponerse al lado de países donde la homosexualidad es perseguida y castigada con la muerte, lo hace. Si hay que legislar a favor de grupos, colectivos y asociaciones de personas desnaturalizadas cuyo planteamiento vital es tener relaciones con lo que sea y con quien sea, legisla.
Y si cuando esa ultra izquierda, como ayer Yolanda Díaz, es requerida para explicar semejante incoherencia, quiere contestar estupideces, o no contestar, no hay problema. Para eso tiene una enorme bolsa de voto cautivo de subvencionados, de mantenidos, de favorecidos y de partidarios que votarán lo que haga falta y mantendrán silencio o insultarán cuando sus amos lo ordenen.
Algún día la casta política y la sociedad entera pagarán las consecuencias.