Ni medio día ha pasado desde que el farsante presidente Pedro Sánchez anunciara en comparecencia pública su permanencia en el cargo y ya ha dado comienzo una nueva etapa de persecución contra esa disidencia que él, desde su pedestal de soberbia y narcisismo, califica como “creadores de bulos”.
A este presidente, que ha resultado desde el principio ser tan indigno como él mismo acusó al infame Mariano Rajoy de serlo, poco le importa que las informaciones sobre corrupción socialista aparecidas en medios alternativos y redes sociales vayan acompañadas de documentación que las corrobora. Ni siquiera le afecta que la justicia dé la razón una y otra vez a los informadores y comunicadores ante el aporte de pruebas y documentación incontestables, como es el caso de Alvise Pérez (seguramente el más significativo de todos ellos) A este presidente, desde su ego patológico y su soberbia de sátrapa, lo único que le importa es aplastar toda diferencia de opinión y toda información que pueda poner en entredicho su nefasta gestión al mando de un gobierno de desalmados y toda denuncia pública que airee sus vergüenzas, las de sus allegados, sus compañeros y su partido.
Para ello Sánchez cuenta con un recurso del que jamás duda en hacer uso cualquier político corrupto para aplastar a la disidencia: el dinero público que, frente a los recursos de un particular, es prácticamente ilimitado. Sin olvidar que bajo su influencia está, según sus palabras en aquella célebre entrevista, la fiscalía general del estado, además de un nutrido número de jueces en todas las instancias que, sea por ideología o por coacción, siempre están dispuestos a convertir a la justicia en el capricho de un presidente de gobierno sin escrúpulos.
Entre los disidentes Sánchez apunta especialmente contra Alvise Pérez, cuya comunidad, sumando todas las redes sociales, recibe cinco millones de visitas únicas diarias. Mucho más que los diarios digitales más leídos. Una masa de potenciales votantes que va a hacer posible la presencia del nuevo partido de Alvise, denominado “Se acabó la Fiesta”, en el parlamento europeo a partir de las próximas elecciones de junio. Sánchez y su banda tratarán, a partir de hoy con mayor ahínco del que han puesto en los pasados días, sabotear la candidatura de Alvise. Cualquier medio les parecerá bien para conseguirlo. La represión socialista 2.0 ha comenzado. Y no es tiempo para cobardes.