Es deprimente ver que, cuando los políticos, sus allegados y sus compañeros practican la corrupción a toda máquina sin reparar en absoluto en ningún escrúpulo, siempre aparece una masa de votantes / simpatizantes entregados a la causa que niegan ante las evidencias la existencia de tal corrupción con la misma saña que señalan a los partidos rivales y sus entornos electorales y mediáticos.
Es deprimente y alarmante al mismo tiempo, porque lo que sucede es precisamente la constatación de que el pueblo, en buena parte, apoya la corrupción de sus líderes, la sostiene, y la jalea. Es lo que el poder espera de un pueblo corrupto al que durante muchas décadas ha enseñado a tolerar y convivir con lo peor de sí mismo, que es precisamente de donde emana la práctica totalidad de la clase política de las últimas generaciones como servidora eficaz de las élites dominantes que la financian con el dinero del contribuyente.
La izquierda cerró filas recientemente para defender al infame y felón presidente del gobierno Pedro Sánchez, quien se victimizó ante la sociedad cuando salió a la luz pública que su esposa Begoña Gómez era investigada por presuntos delitos de corrupción. La carta que Sánchez dirigió días después a la ciudadanía con su habitual actuación de embustero profesional ante las cámaras fue todo un ejercicio de victimismo muy bien acogido por las izquierdas. Desde ese día quedó acuñada la expresión “máquina del fango” para etiquetar a quienes publicaran y compartieran contenidos desfavorables a la esposa del presidente, al gobierno, al PSOE y a la izquierda en general. Y, por supuesto, todo lo que no se manifestara a favor de ellos sería falso, bulo, calumnia y desinformación. Sería producto de la máquina del fango.
En la supuesta oposición muchos se pusieron de perfil. También tienen sus propios casos de corrupción que ocultar. Y con ellos miraron para otro lado la totalidad de los medios de todo color político, con muy escasas y honrosas excepciones. Solo unos pocos medios alternativos y ciertos comunicadores, perseguidos por el sistema, presentaron batalla. Ahora que la verdad aparece de nuevo, que ya se sabe sin duda que Begoña Gómez fue imputada hace seis semanas al menos, queda demostrado que la máquina del fango es el sistema de partidos, los medios de desinformación y la ciudadanía cómplice.